Perquè no un blog?

I perquè no un blog?

Redacto fulls i més fulls cada dia a la meva feina, però cap d’aquests escrits expressa les meves càvil·les, els meus somnis, anhels o vivències.

En cap d’ells deixo empremta del meu pas per la vida, ni reflecteixen com o qui sóc.

Així doncs m’he preguntat, perquè no escric un blog?

Ha de ser el meu racó de la calma, el refugi de la meva ment, el calaix dels mals endressos per les meves idees.

Ho enceto sense cap intenció d’arribar a ningú, només per tal d’apaivagar un neguit personal i començar el que pot ésser un diari de reculls, la bitàcora del meu passeig per la vida.

16/8/15

Ocho años en un instante.

El otro día leí un artículo que hacía referencia a un estudio pseudo=científico, en el que la conclusión era que los seres humanos teníamos la percepción mental, de que nuestra edad era inferior a la real.

Es decir, que nuestra cabeza nos dice que tenemos ocho años menos (era la media según el estudio) de los que tiene realmente nuestro cuerpo.

Me pareció tan poco interesante que ni siquiera acabé de leer el escrito, cosa que ahora lamento.

Al parecer sembró en mi subconsciente una semilla que desde entonces me ha hecho plantearme algunas cosas.

Por lo pronto me he fijado en que ciertamente las personas hacemos cosas inapropiadas para nuestra edad física y quizá sea por iniciativa de una mente inmadura, o que no es consciente de los años que arrastra el envase que la alberga.

Quién no ha pensado alguna vez “mira como va vestida, ¿se cree que tiene 20 años?” o “¿dónde ira ese? con la edad que tiene y todavía haciendo cosas de críos”.

Esta mañana, por motivos laborales, he tenido que hacer una visita en un domicilio de un matrimonio ligeramente mayor que yo, al que ya había acudido en el pasado. Me ha abierto la puerta la misma mujer que me atendió hace aproximadamente un año y que al reconocerme, me ha presentado a su marido con un: - Aquest és el noi que va venir l’altra vegada.

“¡¡¡ El chico !!! que vino la otra vez”. Peino canas hace mucho, de hecho las tengo hasta en los pelos del pecho, y últimamente he descubierto que unas manchitas producto de la edad, empiezan a poblar la piel de mis manos, pero mi mente se ha sentido identificada de forma inmediata con “el noi” de la frase.

Puede que porque sea el menor de tres hermanos me sienta siempre “el pequeño”, o quizá tenga razón ese estudio y es cierto que todos nos vemos como críos cuando no lo somos.

¿Será por eso que a mis 42 años sigo pensando que puedo hacer deporte a nivel competitivo, aunque cada vez que lo intento me parto un ligamento y necesito de una semana de recuperación?.

No se si el estudio será o no cierto, o si a todos los seres humanos les ocurre lo que a mi, pero lo que tengo claro es que el día que mi mente tome conciencia de la edad real de mi cuerpo, será como envejecer ocho años en un instante.


Igualada, 16 de agosto de 2015.

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